Critica Escena71

Proyecciones Krause (una deconstrucción familiar)
Un viaje al impenetrable mundo de los vínculos
Por María Gabriela García

La obra recrea los encuentros y desencuentros de los integrantes de la familia Krause, que está formada por una madre, tres hijas y un hijo. También hay un perro, que inicialmente fue comprado para acompañar a “mamá”, en su etapa de viudez, pero la madre no necesita la compañía de un can, porque conoció a un señor con quien camina, baila y algo más.
Roxy, encarnada por Celina Font, es una de las hijas mayores. Está casada, tiene dos hijos y está embarazada. Vive en un country y tiene problemas de espacio: las reformas en su vivienda la obligan a reducir sus actividades a un quincho de ciento y pico de metros cuadrados. Su discurso redunda en la insatisfacción y en la imposibilidad que tiene de comunicarse con las personas que la rodean. Su dificultad no se aplica sólo a su familia de origen, que le resulta entre otras cosas “demandante”, sino también a su profesora de pilates. Roxy compró el perro, pero no puede hacerse cargo de él, ni de casi nadie.
También está Cora, amante de las terapias alternativas y de todas las prácticas orientales que existen para armonizarse, liberar energías negativas y prepararse para un amor nuevo, luego de ser abandonada hace 11 años. Cora no puede tener al perro, su cocina está recientemente armonizada y eso es muy importante para ella.

La obra propone un original espacio móvil, compuesto por paneles y sillas. En los paneles se proyectan fotos familiares antiguas, cristalizaciones de escenas de la vida cotidiana y se hace presente la figura del padre muerto.

Martín es el único varón de la familia y se enteró recientemente de que va a ser padre. También tiene problemas de espacio: vive en un departamento pequeño con su pareja y no dispone de lugar para albergar al perro. Su mujer insiste con que tienen problemas de comunicación. Por eso hacen terapia de pareja con Rodolfo. Martín recuerda a su padre y tiene una duda existencial: ¿por qué su papá cuando llegaba de trabajar se recluía en el tallercito del fondo y hacía aeromodelismo?
La menor de la familia es quien intenta registrar el encuentro de los Krause. Su vida, luego de una desilusión amorosa, pasa por armar un blog en donde etiqueta imágenes y situaciones. Le gusta la música, le gusta recordar, su registro es atravesado por una sonrisa llena de angustia. En su mundo virtual no hay sitio para un perro.
Proyecciones Krause trabaja con un original espacio móvil, compuesto por paneles y sillas. En los paneles se proyectan fotos familiares antiguas, cristalizaciones de escenas de la vida cotidiana y se hace presente la figura del padre muerto. El espectáculo es una creación del actor y director Nahuel Cano, quien con dinamismo y oportunidad logra proponer un espectáculo con buenas interpretaciones y una puesta original.
Proyecciones Krause es una creación del actor y director Nahuel Cano (Un hueco), quien con dinamismo y oportunidad logra proponer un espectáculo con buenas interpretaciones (los personajes de Cora y Roxy, logran momentos muy intensos en los que las actrices se lucen desde personalidades muy contrastantes).
Proyecciones Krause maneja una iluminación artesanal, que permite focalizar en los distintos personajes y sus confesiones más íntimas. Con tecnología de los años 80, la familia retrata su historia con imágenes y música. El final se diluye desde un texto algo débil que podría reforzarse, por la importancia que amerita el cierre, que se articula con la música.
Con humor y profundidad, Proyecciones Krause es una opción muy recomendable, que brinda dinamismo y originalidad en la escena teatral porteña.

Proyecciones Krause (una deconstrucción familiar)
Dramaturgia y dirección: Nahuel Cano
Intérpretes: Haydée Aristizabal, Celina Font, Carola Picasso, Felissa Soffiantini y Gastón Tajes.
Diseño espacial: Nahuel Cano
Diseño de iluminación: Eduardo Pérez Winter y Adrián Grimozzi
Prensa: Claudia Mac Auliffe
Colaboración multimedia: Agustín Genoud
Producción y asistencia general: Candelaria Sesín
Diseño de vestuario: Paola Delgado
Realización de escenografía: Marcelo Wallace
Fotografía y diseño: Brenda Bianco
Asistente de dirección: Daniel Junowicz
El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960, ciudad de Buenos Aires, teléfono 4862-0655, viernes a las 22:45, localidades $ 35 y 25.

Critica por Christian Lange

sábado 8 de mayo de 2010
IMPRESIONES: "Proyecciones Krause", de Nahuel Cano
http://poiesisteatral.blogspot.com/2010/05/impresiones-proyecciones-krause-de.html

¿Cómo se arma una narración dramatúrgica? ¿Cómo se compone un relato en el lenguaje teatral? ¿Qué relaciones parte/todo existen y cómo se llega a la percepción de la existencia de cierta "unidad"? ¿Se puede hacer el camino inverso, desarmando, descomponiendo, deconstruyendo una historia? Proyecciones Krause (una deconstrucción familiar), trabaja alrededor de estas preguntas. La sóla elección de la palabra "deconstrucción" ya tiñe la mirada con ciertos procesos de una línea específica del pensamiento contemporáneo. Nahuel Cano, responsable de la dramaturgia y dirección del espectáculo, explica en el blog de Krause (proyeccioneskrause.blogspot.com) cómo nació este proyecto y cómo se fue elaborando. Vale la pena tomarse el tiempo para leer en su propia voz el relato de esta investigación teatral.


La pregunta a la cuál el espectáculo parece querer responder es la siguiente: ¿cómo se arma la puesta en escena de un proceso de desarmado, que pretende a su vez, avanzar en la narración de eso que -al parecer- desarma: una historia familiar, una biografía colectiva, polifónica? Aquí hay un juego de tensiones entre el dispositivo, el lenguaje y la obra en sí misma, entendida como un texto particular de ese lenguaje. Esa tensión (esas tensiones, en realidad) cuestionan lo teatral en muchos sentidos: en tanto representación capaz de construir ficción y dar cuenta de cierto mundo; en tanto sus posibilidades documentales; en sus cruces con otros lenguajes visuales, en particular la imagen fotográfica; en sus cruces con la narratividad de la literatura...


El espectáculo por un lado problematiza todo esto (y algunas cosas más), y al mismo tiempo, cuenta algo, arma un universo y desarrolla una cierta poética. En algunos rasgos formales, esa poética está fuertemente influida por el dispositivo técnico utilizado: cinco proyectores de diapositivas y tres pantallas (una de ellas, móvil). Los proyectores son fuente de imagen y fuente de luz. Las proyecciones toman las pantallas, pero también los cuerpos de los actores y las paredes de la sala. Los personajes interactúan en algunos momentos, pero muchas veces hablan "casi" a público. En realidad, reconstruyen, de algún modo, la situación de estar siendo filmados para un documental, estableciendo un personaje destinatario al que se le contestan ciertas preguntas que el espectador no escucha, pero infiere por los monólogos de los personajes. ¿Es ese personaje quien opera, desde la platea, uno de los proyectores que es a a la vez dispositivo de iluminación privilegiado? ¿Estamos asistiendo a la representación de una obra de teatro o a la filmación, en vivo, de un documental? El cruce de géneros y la ampliación de los límites y de las fronteras de ciertas maneras establecidas de hacer, son claramente deliberados.


Desde el lugar del espectador, y en base a todos estos fragmentos, uno puede re-construir la historia de la familia Krause, uno va armando esos personajes y comprendiendo sus mundos personales y los vínculos entre ellos. En ese sentido no se trata de una obra o un espectáculo críptico. Por una parte, como dijimos, el espectáculo se asienta en parte en su dispositivo técnico y en lo que éste genera en el espacio escénico a nivel estético. Otra "pata" fuerte que sostiene la propuesta son las interpretaciones de los cinco actores del elenco que dan a vida a esta familia Krause. El tercer pilar de esta construcción de una deconstrucción es el lenguaje de las imágenes proyectadas. Y este punto pareciera ser el menos trabajado o al menos el que no parece haber encontrado la eficacia necesaria para estar acorde a las otras dos. Hay juegos interesantes de imágenes superpuestas, invertidas, fragmentadas, etcétera; pero no parece haber algo que "sume" en términos más concretos a la narración. Cano, en su blog, habla de cierto relato indicial que estas imágenes construirían. Es posible. En todo caso, lo será por la contigüidad que establece con el cuerpo de los actores. Pero no hay (o al menos yo no supe/pude verlo) algo específico de esas imágenes que no puedieran tener otras cualesquiera. No hay una singularidad real en las imágenes elegidas, como sí la hay en las composiciones de lo actores, o en la elaboración dramatúrgica de los personajes sobre todo en la madre y las dos hijas mayores.


Desde la experiencia de la recepción, por un lado hay momentos en los que uno se deja subyugar por un cierto clima de la propuesta, pero por el otro, queda una sensación de quedarse con ganas. ¿De qué? De algo más. De un poco más de lo mismo, tal vez, y de una vuelta de tuerca extra, como la que el texto final, a cargo del personaje de la hija menor (especie de narradora o "autora" de este documental, aunque está allí dentro, en el mismo plano que los demás miembros de la familia) pareciera traer. Ese texto, rico, queda algo "lavado" (talvez por algo de la interpretación o por la superposición musical), siendo casi un texto que es clave hermenéutica para todo lo anterior y que merecería una audibilidad clara aunque sin subrayados. Reservas menores aparte, y para cerrar: la propuesta es atractiva; el proceso de trabajo previo, notorio; y los resultados inquietantes.
Proyecciones Krause

Una puesta documental que ataca a los sentidos.

Proyecciones Krause




Nahuel Cano, director, docente, actor, nos muestra de una manera muy personal, la historia de una familia disfuncional, atravesada por imágenes de diapositivas que fundamentan un sentido experimental en la manera de proponer una puesta en esceana.
El relato de Proyecciones Krause alejado de una construcción dramática, se muestra como una manera de romper con un lineamiento de veracidad de acción, a través de la imposibilidad de una línea conductiva interna. Hay desafección de los intérpretes que cuentan cada uno una historia, la suya, alejados de los otros.
Ellos apenas se rozan en sus historias, hay una idea de la falta de espacio e incomunicación, dando vueltas en las penumbras, una historia que no termina de ser contada. Pero es allí donde el director quiere anclar, en la deconstrucción del relato, en la idea de una curva dramática desplazada hacia la sensación, en forma difusa pero con significado y precisamente allí, en ese ámbito, es veraz.
Una historia devastada de insatisfacción que nos identifica y transporta a los lugares comunes de la salvaguardia moderna, las redes sociales, el pensamiento espiritual y la maternidad como sentido de nuestra existencia.
Hay un director expuesto en primera fila, manejando la puesta, dando un significado a la historia, con su presencia, dando la idea de que es algo no ficcional, documentado desde lo personal.
Proyecciones Krause se puede definir también, comparándola con una obra de arte visual como una instalación teatral de irrealidad irónica y fragmentación atenuada.

Vaya una diatriba de ánimo para la investigación teatral y sus cultores.

TXT BY: MARIANO BEITIA , 29-04-2010


http://www.vuenosairez.com/V2_1/articulo.php?tipo=2&idRteatro=207

Estreno Viernes 2 de Abril

Funciones Viernes 22.45 hs.
El Camarín de Las Musas

Mario Bravo 960
4862 - 0655

www.elcamarindelasmusas.com

Origen y visión artística de la obra:

En febrero de 2009 soy convocado por un grupo de actores al que apenas conozco, solo habíamos compartido algunas clases de un seminario que había coordinado. Por otra parte el grupo en si mismo es muy heterogéneo, distintas experiencias, edades y vínculos. Una reconocida actriz de televisión; una ex campeona sudamericana de bowling de 60 años junto a su yerno, un actor egresado del conservatorio con experiencia en clown y varietés; una actriz de 41 años con experiencia, que abocada a su familia, decide retomar su carrera como actriz, y al momento de comenzar los ensayos se separa de su marido; y una joven del interior que está haciendo sus primeras armas en este proyecto. Como director nunca había trabajado con actores que no conociera, que no acordáramos en una apuesta de lenguaje previa, además nunca había sido convocado, sino que yo era motor y timón de los proyectos. Primera incertidumbre ¿cómo lograr coagular actoralmente tantas diferencias? Acepto el desafío.

En los primeros ensayos ya aparecen delineadas algunas cuestiones que luego configuraran el espectáculo: la idea documental y de poner en juego el valor de lo real biográfico y la ficción, la idea de familia, el relato en primera persona. Pronto también aparece un procedimiento que será la matriz visual del espectáculo: el proyector de diapositivas. Con éste descubrimos no solo la posibilidad de tener un increíble control del haz de luz, y de crear climas y ambientes visuales de una fuerza y belleza inusitada; sino que descubrimos en las diapositivas un referente, veíamos allí indicios de una vida en familia. El azar nos llevó a encontrar en las diapositivas lo que estábamos buscando, un modelo de relato “indicial”, construido solo a partir de indicios.

Esto surgía de algunas búsquedas de carácter formal. Respecto de la dramaturgia se me planteaban algunos campos problemáticos:
1) Tradicionalmente el relato dramático se estructura como “construcción”. El caso paradigmático es la idea de “reconocimiento” en la tragedia griega. La peripecia, la acción, la intriga avanzan en la construcción de la identidad del héroe. La curva dramática coincide allí con la construcción a la que es forzada la narración, “el clímax” coincide pues con la culminación del edificio de la identidad, el “reconocimiento”. Entonces me pregunto ¿Es posible plantearse una narración a partir de la “deconstrucción”? y ¿se puede plantear una curva dramática en la deconstrucción? Una deconstrucción que narra en el camino (¿narrar en tanto deconstruyo?) y una curva dramática desplazada a la sensación (¿un drama perceptivo y afectivo?).

2) En la medida en que comenzaba a configurarse el campo problemático anterior, me cruzo con algunos modelos narrativos que me parecen encauzar la búsqueda.
a) Por un lado la literatura de J. D. Sallinger. En él descubro una narración que avanza en un doble sentido, lineal y lateralmente. Es decir, produce bloques narrativos autónomos, cada uno con su avance particular pero que tienen una vinculación lateral con otros bloques, haciendo que avance un tercer bloque, no narrado, solo presente en el cruce, o en lector. Esto produce “respiros” narrativos, tanto porque abre un paréntesis o porque dispara conexiones con otros núcleos. La narración gana un carácter “armónico” y no solo melódico. Más aun, produce resonancias armónicas que se oyen siempre, aun en el silencio. Leer a Salinger se transformo para mi entonces en leer acordes de una sinfonía, donde “las cuerdas resuenan en los metales”. Allí descubro también como él siempre lateralmente nos da una visión amplísima de una familia.
b) Por otro el lenguaje cinematográfico, la idea de montaje. El montaje habilita en el cine que el ritmo de la narración pueda funcionar independiente de la acción. Aún en autores como Cassavetes, que privilegian la acumulación emocional de las escenas y los planos, descubren en el montaje la posibilidad de dinamizar, o dar respiros a la proyección, de manejar el tempo de la película, así la curva dramática siempre esta dada por montaje, coincida o no con la acción.
c) Finalmente un ensayo de Jacques Derrida, Párergon, allí la argumentación está descentrada. Avanza más por demarcación de bloques significantes, la asociación y el juego de palabras que por la claridad expositiva. Sin embargo argumenta (en todos los sentidos), y avanza. Derrida, en tanto deconstruye argumenta, y produce en esa argumentación el relato de su deconstruir el marco (Párergon).

3) El tercer campo problemático es la idea de documental. Se resumiría en lo siguiente: ¿Cuál es la relación, el límite, entre lo biográfico y la ficción? Pregunta que me abría a dos universos. Por un lado a la comprensión de que lo documental más que plantear un vinculo con lo real, plantea un vinculo con el lenguaje. En teatro lo documental implica un modo de narrar más que la puesta en juego del limite de lo ficcional. Pero por otro lado esto ultimo nos lleva a ver que siempre lo real está en juego, lo biográfico se filtra y produce otro relato, paralelo al de la ficción. Entonces ¿lo documental es un modo de ficción acerca de un referente, que a su vez es atravesado por otro relato, lo real? Tercer incertidumbre.

Esto se cruza con algunas preocupaciones de índole actoral, cierto viraje respecto del enfoque. En los últimos tiempos se ha enraizado la idea de que la aparición de una cierta “verdad” escénica, o limpidez del sentido (y del gesto) surge por prescindencia. El sentido y la emoción, como algo inabarcable e inacabado, aparecerían en tanto no se afirme actoralmente nada. La hipótesis que me planteo es que esa “verdad” y condensación del sentido no se producen por prescindencia, sino al contrario, por una afirmación radical de la presencia del actor frente al público. En tanto más pleno, más despojado, sea el contacto del actor con el espectador, más clara y radical es la afirmación de esa ficcionalidad. El cuerpo ficcional es un cuerpo que se afirma, cuanto más plena es esa afirmación, más crudo el contacto posible, y más plena la ficción. Esto abre la posibilidad del sentido y de creer, de una verdad. La verdad como sensación. Esta hipótesis general me lleva a plantearme lo siguiente, sobre todo en mis clases: Hay 3 elementos cuyo desarrollo se da en simultaneo y conforman la “máquina de guerra” del cuerpo en actuación: 1) Por un lado estrategias de orden puramente dinámico, ¿Qué bailo ahora, cuál es mi paso, cómo le doy matices, cómo deviene? Esto es, una economía de las dinámicas, que está imbricada perceptivamente con el público. 1ra especulación respecto de la sensación 2) Por el otro, estrategias ficcionales, ¿cómo vuelvo “posible” este paso, cómo le doy humanidad? Una economía de los afectos. 2da especulación respecto de la sensación. 3) Lo personal. Lo real de ese cuerpo que se filtra. La biografía de ese cuerpo es el régimen de lo posible. El apeirón de las estrategias, no hay fondo ni especulación, ni siquiera ausencia. Lo personal, lo real de un cuerpo como condición de posibilidad de las estrategias. Segunda incertidumbre: ¿será posible la traducción de esta comprensión al plano de la praxis escénica? Y aun ¿es esta hipótesis posible?

Del cruce de estas incertidumbres y búsquedas surge “Proyecciones Krause”.
Proyecciones Krause es la deconstrucción de una familia. A partir de sus miembros, sus silencios, su intimidad más sucia, su imposibilidad de cohesión y sus lazos de ternura expone eso que hace que a pesar de todo aún sean “los Krause”.

Si solo hay despojos, o más bien retazos de ese marco, ese fondo que es la familia, fondo sobre el que se recortan las figuras, fragmentarias también, de los personajes.
¿Cómo construir la propia biografía, la historia personal y la crónica familiar? ¿A partir de qué realidades, de qué supuestos?

Se llega así a un texto que le escapa continuamente a la totalización, solo a partir de indicios construimos la historia. Una familia construida a partir de la proyección de sus fragmentos en escena. Cinco relatos en primera persona. El pasado en imágenes, el presente en la carne y las palabras de quienes están ahí. Utilizando procedimientos vinculados al montaje cinematográfico, se construye un texto polifónico donde el tono confesional inunda de intimidad el caleidoscópico devenir escénico. Un documental intervenido. Un documento íntimo.